Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1887-1888 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 11 de abril de 1888
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Romero Gilsanz
Número y páginas del Diario de Sesiones: 90, 2366
Tema: Amnistía para todos los complicados en los últimos sucesos políticos

Ya lo han oído los Sres. Diputados. Mientras en el Gobierno no se practiquen las ideas que hay expresadas en el manifiesto de un partido, ese partido cree detentados sus derechos, cree detentada la soberanía nacional y no puede deponer su actitud revolucionaria. ¿Sabe el Sr. Romero Gilsanz que si todos los demás partidos hicieran lo mismo, estábamos frescos en este país? ¿Qué derecho tiene detentando S.S.? ¿Qué derecho no puede S.S. ejercer libremente, como pueda ejercerlo el ciudadano del país más libre? ¡Estos liberales de nuevo cuño me hacen muchísima gracia! Como no aceptemos todo lo que ellos quieren, a la revolución. Esto es muy bueno, y recuerda aquellos versos:

"El pensamiento libre

Proclamo en alta voz,

Y muera el que no piense

Igual que pienso yo". (Risas).

Comprenda el Sr. Romero Gilsanz que estos versos, que me parece que son de una zarzuela, vienen aquí muy a cuento, porque esto es verdaderamente digno de una zarzuela.

Los partidos serios tienen su programa, dan sus manifiestos, y dentro de la ley procuran realizarlos, pero tienen resignación y paciencia hasta que llega el momento de esa realización; y cuanto mayor sea la clama y mayor el respeto a las leyes, más probabilidades hay de que los partidos puedan practicar sus ideas. Pero ¿qué significa eso de salirse del terreno de la paz y de la ley porque no realice un Gobierno las ideas que un partido político pueda exponer en un manifiesto, siquiera sean las más absurdas y las más irrealizables? Eso no puede ser.

Por lo demás, ¿qué quiere el Sr. Muro que le conteste yo, después de lo que le ha contestado su correligionario, y no sé si su amigo actual? Que se coloquen esos señores en el terreno del Sr. Muro y sus amigos, que es el terreno de los hombres políticos honrados? (El Sr. Azcárate: Honrados, todos). Todos son honrados; pero hablo desde el punto de vista del patriotismo y de la política; porque serán todos muy honrados, pero creo que buscar la realización de sus propósitos por medio de la indisciplina y de la sedición, no parecerá a nadie que es beneficioso ni conveniente para el país. Y como SS. SS. lo han reconocido así por propia convicción, y yo le felicito en bien de su país, en bien de sus familias, en bien de sus amigos y en bien de todos los intereses de la Nación española que tanto aman, por eso digo yo que quisiera que todos los republicanos se colocaran en la misma actitud; porque si todos imitasen a SS. SS., muchas de las cosas que nos pedís que realicemos estarían realizadas aún antes de pedirlas.

Comprendan los Sres. Muro y Azcárate, que me ha interrumpido, con mucho gusto mío, porque no es esta una censura que les dirijo, que ciertas cosas no se pueden hacer enfrente de determinadas actitudes. Por consiguiente, que se coloquen todos en el terreno de la ley; que el Gobierno no exige nada que sea humillante ni que pueda rebajar a nadie, porque el deber de todo ciudadano es vivir al amparo de la ley y girar y moverse dentro de ella, y entonces el Gobierno quizá podrá hacer más de lo que hoy se pretende; pero entre tanto, cumplirá con su deber como corresponde al puesto que ocupa, y como exige el mantenimiento de los intereses sociales que le están encomendados. No tengo más que decir. [2366]



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